viernes, 15 de abril de 2011

Déficit habitacional: Un mal del capitalismo

Caracas, 13 Abr. AVN (Alessandra Perdomo).- Como ocurre con casi todos los males sociales que azotan al pueblo, el déficit habitacional del país sólo se explica analizando el modelo económico que generó exclusión para las grandes mayorías: el capitalismo.
En casi dos millones de viviendas se ubica el déficit habitacional en la actualidad, heredado en su mayor parte de administraciones anteriores, debido a una responsabilidad compartida entre los gobiernos de entonces y el sector privado, pero enmarcada en el sistema capitalista como esquema que impidió que las mayorías accedieran a viviendas dignas.
Para el ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, Francisco Sesto, la raíz del déficit se debe a la ineficiencia de los gobiernos de turno a partir de la creación, en 1928, del Banco Obrero, institución pública que asignaba viviendas a las clases trabajadoras, y que eran construidas por el sector privado, financiadas por el Ejecutivo Nacional.
“El pueblo es el gran constructor de viviendas. El Estado tuvo la oportunidad de visualizar la fuerza que tenía el pueblo para construirse sus viviendas y aprovechar para adelantarse y hacer el urbanismo. Pero ni siquiera. El Estado miraba para otro lado, porque era la visión de los gobiernos que estuvieron en todo el siglo XX: No les interesaba el pueblo”, señaló quien fue Ministro de Vivienda y forma parte actualmente del Órgano Superior del Sistema de Vivienda y Hábitat.
Pero la raíz del problema estriba en la concepción de la vivienda como una mercancía, cada vez más alejada del pueblo.
“Así, se fueron acumulando cifras. Fundamentalmente, en las décadas del 80 y 90, todas las estadísticas que reflejan la supuesta cantidad de viviendas que se construyeron son mentira. No se construyeron viviendas. Son más de 20 años que fueron terribles para el pueblo porque el Estado, que había hecho cuando Pérez Jiménez y los primeros años del Pacto de Punto Fijo algunos esfuerzos, no tan significativos en lo estructural, como las viviendas en El Valle, La Isabelica y Caricuao; detuvo ese esfuerzo en los 80 y 90”, sostuvo.
Pero Sesto también explica las razones del problema en la participación del sector privado, al que acusó de no estar interesado en construir viviendas para el pueblo.
Explicó que el privado tiene dos maneras de enfrentar el asunto: la primera de ellas la denominó la vivienda especulativa, dirigida al sector que pueda adquirirla. “Esto no lo ha hecho bien, porque la clase media que tiene la posibilidad de acceder a la vivienda privada está maltratada, ahogada y estafada”, acotó.
La otra vía es ponerse al servicio de las políticas del Estado, pero viéndolo como el financista de viviendas para los sectores populares. “Allí también han hecho daño, porque los costos que manejan hacen inviable la solución”, estimó Sesto.
A su juicio, el sector privado empresarial y los gobiernos fallaron en atender este tema y condujeron al país a un callejón que no ha tenido salida hasta ahora.
“El Estado, que se apoyó en el sector privado para desarrollar sus visiones, falló. No se preocupó por los temas urbanísticos, que le dan soporte a la vivienda y son su responsabilidad”, añadió.
El Ministro dice que sólo el pueblo se salva de la responsabilidad en este tema. “El pueblo hizo lo que supo y pudo, y fue el que mal que bien resolvió el problema de vivienda de las grandes mayorías. Fueron la fuerza, el talento y la voluntad del pueblo”, indicó.
Indicó que la gente, que construyó por sí misma 70% de las viviendas en la ciudad, evidentemente no tuvo la posibilidad de hacer estudios geológicos para evaluar la estabilidad de los terrenos, desarrollar el hábitat o planificar los grandes espacios públicos. No contó con el acompañamiento del Estado para ello.
La culpa es del sistema
Juan Carlos Rodríguez es integrante del campamento de pioneros, conglomerado social que integra el movimiento de pobladores. Acumula años analizando, como parte de esta organización, el problema de la vivienda, que conoce de cerca pues es arquitecto de profesión y dicta un seminario sobre el origen de la situación actual en materia habitacional, en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).
Su premisa es clara: el capitalismo mercantilizó todos los aspectos de la vida, incluyendo la vivienda. “Antes del capitalismo como sistema económico, político y social, no había problemas de vivienda. Los seres humanos tienen 60.000 años construyendo sus casas. Habitar es algo intrínseco al ser humano”, indicó.
“El capitalismo nos monta la trampa: trabaja en mi fábrica para que construyas tu casa, y con el salario que te pagaré, comprarás la casa que yo te voy a construir. Eso nos enajena la capacidad de construir nuestra vivienda. El capitalismo nos quita lo que se llama el poder de habitar”, añadió.
Rodríguez retrocede a la Europa del siglo 19 para explicar el asunto, a través del nacimiento del urbanismo moderno. Señaló que las ciudades se convirtieron en lugares insalubres, sin servicios y hacinados, con el surgimiento de barrios obreros vinculados a zonas industriales, dado que los trabajadores no tuvieron cómo pagarse sus necesidades básicas en las zonas donde vivían.
“Se inventa así el urbanismo moderno y empiezan casi todos los planes de renovación urbana, para expulsar los barrios obreros fuera de la ciudad, mandarlos a viviendas obreras en la periferia, y recuperar esos espacios para grandes avenidas, bulevares, viviendas, comercios”, señaló.
La medida busca no sólo controlar a la población, pues en esos barrios surgían ideas revolucionarias, sino aprovechar la rentabilidad del suelo en el centro de las ciudades.
“Pero se le dice al Estado que debe resolver el problema de las viviendas de los trabajadores en la periferia. Es decir, el capitalista genera el problema, pero el Estado debe pagar la vivienda de los trabajadores, que construirá el mismo privado, con dinero de la gente. Nacen así las primeras políticas de vivienda por parte del Estado para los trabajadores”, puntualizó.
Rodríguez acota que se trata del surgimiento de la política habitacional de la socialdemocracia europea, vinculada a los intereses del capitalismo, de la burguesía. “La llamamos política viviendista, y es la que hereda Venezuela con la fundación del Banco Obrero en 1928. Es el Estado como proveedor de viviendas terminadas para los trabajadores”, dijo.
“El problema de la vivienda de los trabajadores lo asumen como un problema del Estado, no del capitalismo, ni de que la gente no se pueda comprar ni construir sus viviendas. Se obliga entonces al Estado a resolverlo, contratando al sector privado para que construya las viviendas de los trabajadores”, puntualizó.
En Venezuela, a principios del siglo XX, el cambio económico que generó el petróleo hizo que el Gobierno concentrara sus inversiones en la ciudad, mientras que la burguesía abandona la actividad rural y opta por el negocio inmobiliario, más seguro y rentable. Las precarias condiciones en que queda el campo estimularon el éxodo campesino a las urbes.
“Se desarrolló fundamentalmente en Venezuela el negocio de la ciudad, de la construcción. Es el gran negocio del siglo XX en el país: la urbanización. Hoy son el sector más poderoso del país. Son los que manejan más plata. Si suman servicios inmobiliarios, financieros, transacciones inmobiliarias y construcciones, abarca 14% del producto interno bruto (PIB)”, resaltó Rodríguez.
De acuerdo con el analista, el negocio de la urbanización fue una forma en que la clase política dominante transfirió la renta petrolera del Estado al sector privado de la economía, a través de la renta diferencial del suelo. El Estado financiando el negocio de la construcción.
“Las grandes avenidas, autopistas y la urbanización del sureste de la ciudad las hizo el Estado con la renta petrolera. ¿Quién se llevó la ganancia de ese proceso de urbanización" Sectores concentrados de la economía. Nadie le dijo a los que urbanizaron Prados del Este, La Trinidad, El Hatillo, La Tahona, ahora tú vas a devolver lo que costó la Autopista de Prados del Este”.
Y agrega: “Esa inversión que hizo el Estado con el dinero de todos nosotros sirvió para que ellos pudieran hacer esos desarrollos urbanos. Cada vez que el Estado hace una inversión de ese tipo (una autopista, un acueducto, una estación del Metro) o asigna variables urbanas, posibilidades de desarrollo, aumenta el valor del suelo”.
Mientras, los que migraron del campo a la ciudad tuvieron que asentarse como pudieron, en los cerros, en una sociedad que excluyó a ese gran contingente de personas.
Y es que los medios centrales para la producción de la vivienda (el suelo, los sistemas de financiamiento, las maquinarias, el conocimiento científico-técnico) fueron hegemonizados por el sector privado de la economía.
Los que migraron del campo no tenían posibilidad de tener una vivienda, pero eran necesarios para el desarrollo urbano, porque eran mano de obra barata.
“La política viviendista nunca dio respuesta. Fue un gran negocio para el sector privado de la construcción”, aseguró.
La propuesta: la autogestión
Ante este panorama, el movimiento de pobladores valora el interés del Gobierno del presidente Hugo Chávez por atacar los aspectos que apunten a la solución estructural del problema, y proponen, además, el estímulo a la autogestión: “Recuperar el poder de habitar, que el capitalismo nos quitó; que todos los seres humanos podemos construir nuestra casas”.
“70% de la ciudad lo construyeron los pobres de la ciudad, al margen del sistema capitalista, de los modos de financiamiento, del mercado del suelo, del mercado de la construcción, dónde pudieron, como pudieron, con lo que tenían y sin ningún tipo de apoyo ni del Estado ni del sector privado”, agregó.
Plantean reconocer que el pueblo es el gran constructor de viviendas y brindarle lo que no tuvo durante 100 años de desarrollo urbano: el acceso a los medios de producción, es decir, al suelo, los materiales, asistencia técnica, financiamiento.
Destacó el esfuerzo del Gobierno por desenmarañar cada aspecto del problema. “Nacionalizar el cemento, regular insumos, el mercado del suelo, los créditos hipotecarios. El Gobierno ha tomado medidas para atacar el problema de forma estructural, que en el fondo es recuperar los medios de producción de la vivienda que el capitalismo le arrebató a la sociedad y concentró y hegemonizó en el sector económico”, opinó Rodríguez.
A su juicio, se va perfilando la posibilidad de resolver el problema de manera estructural, cuando haya control social de los medios de producción de la vivienda, ejercido por la revolución en función del interés social y no de una clase económica concentrada, de una minoría.
¿Y los privados?
La Cámara Inmobiliaria de Venezuela agrupa a gran parte de las compañías privadas que han desarrollado por 45 años la construcción en el país. ¿Cuál es la responsabilidad de los privados en el déficit habitacional actual, acusado de no construir viviendas para el pueblo?
“¿Y qué importa ya? ¿Cuál es el problema? Si nos equivocamos en el pasado, si el Estado se equivocó en definir la política de Estado, si los privados se equivocaron en hacer lo que debían hacer, si las inversiones que se debían hacer no se hicieron, ¿qué importa ya? La pregunta es cómo hacemos a futuro, porque no gano nada al decir que la culpa es del gobierno tal, el ministro o el productor de viviendas X”. Así responde el presidente de la citada Cámara, Aquiles Martini.
“La solución es cómo nos sentamos todas las partes y desarrollar una política de Estado. ¿Qué gano con decir hemos debido haber hecho y no hicimos? Debemos buscar la fórmula para poder sentarnos en una mesa todas las personas involucradas, y ver qué condiciones están claramente establecidas hoy”. “La imposición de uno sobre otro no hace viable que el país salga adelante”, añadió
Consultado sobre la especulación en el sector, indicó: “Es posible que haya especulación definitivamente, como hay en otros sectores. Pero la razón es la falta de oferta”.
“Si aquí se desarrolla un plan masivo de viviendas, en venta y alquiler, aquí se acaba la especulación. Ésta se genera porque hay una gran cantidad de personas buscando un bien. Es la necesidad. Tu podrás decir que el capitalismo se basa en la necesidad de la gente. No. Las definiciones de política regulan los niveles que se manejan, porque si aquí hubiera apartamentos a patadas, aquí no hubiera especulación, problema de inquilinato, ni de viviendas”.
Señaló que el costo de la vivienda debe incluir el urbanismo y el valor de la tierra. “No puede costar lo mismo una vivienda en el este que en el oeste”. En ese sentido, aseguró que estarían dispuestos a urbanizar e intervenir en zonas populares. “Es el mismo negocio urbanizar el este o el oeste”.
--¿Qué han hecho por las zonas populares?
La Cámara es la unión de un grupo de personas, no tiene personalidad jurídica. No construye en sí misma. ¿Qué hemos hecho? Muchísimo. El rol de nosotros es motivar. Por ejemplo, centros de acopio ante contingencia de lluvias. Ese es nuestro rol. Aportar ideas, soluciones.
--¿Pero están dispuestos los agremiados de la Cámara a desarrollar planes urbanísticos que beneficien a las clases populares?
Por supuesto. Lo que no puede ser posible es que tú pretendas que trabaje a pérdida. Eso es lo que se pretende.
El presidente Hugo Chávez fue enfático al anunciar el 13 de febrero, el nacimiento de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Se trata de un esfuerzo nacional, de todos los sectores, para dejar atrás este problema definitivamente.
En ese sentido, Martini aseguró estar dispuesto a sumarse al llamado del jefe de Estado para incorporarse al nuevo programa social, que contempla la construcción de dos millones de unidades habitacionales entre 2011 y 2017.
“Esta Cámara agrupa a una cantidad de empresarios venezolanos que no son estafadores, pillos ni malandros. Nuestro fin es aportar”, acotó.
“Yo estoy interesado en que no fracase la Misión Vivienda, porque sería el fracaso de los venezolanos, no del presidente Chávez”, aseguró Martini.
Acotó que para el éxito de este plan, es necesario garantizar los insumos y la unión de todos los factores, tal como ha señalado el Gobierno.

No hay comentarios: